Cuando curras solo en una planta de una obra tienes mucho tiempo para pensar, mucho tiempo para comerte la cabeza hasta extremos insospechados de la locura, puedes estar haciendo agujeros con el taladro percutor mientras que tu mente puede estar en el Himalaya, en Colombia o teniendo “flashbacks” del pasado.
Pasarse solo unas ocho horas al día en una planta inmensa currando, hace (aunque no quieras) que tu mente se pase todo el tiempo discurriendo, te vienen muchos recuerdos que tú creías olvidados a la cabeza, empiezas a analizar el principio de causalidad en tu vida y como todas tus acciones pasadas tuvieron unas consecuencias que a su vez derivaron el presente y derivarán en el futuro. Y eso es lo que me da miedo, me da mucho miedo, porque tras un año que comenzó lleno de esperanzas, optimismo, ilusión y buenos propósitos, se convirtió en un año de martirio, decepciones, mierda, mierda y más mierda, breves momentos buenos y algunas personas que ha merecido la pena conocer.
Cuando curras solo en una planta de una obra tienes mucho tiempo para pensar, mucho tiempo para comerte la cabeza hasta extremos insospechados de la locura, puedes estar haciendo agujeros con el taladro percutor mientras que tu mente puede estar en el Himalaya, en Colombia o teniendo “flashbacks” del pasado.
Después de un año así, después de ser tu segundo verano en el que acabas en un curro duro como una obra por “problemas de entendimiento”, el futuro no se ve de la misma forma, hasta las visiones buenas y optimistas las analizas con un cierto recelo y un miedo que recorre todo tu cuerpo desde tu cerebro hasta el talón de Aquiles pasando por tu espina dorsal, es un miedo a que todo vuelva a torcerse, un miedo a llegar a un punto de no retorno, un miedo a que nada más vuelva a salir bien, a que nada sea como era antes de este fatídico año, tienes miedo a volver a decepcionar a la gente que quieres y a volver a decepcionarte a ti mismo. Ese miedo se traduce en una cautela en el presente, todo lo que te ocurre lo analizas, lo observas, lo escudriñas sobre la marcha, te convierte en alguien muy precavido pero al mismo tiempo te impide disfrutar intensamente de los momentos del presente, andas casi más ocupado en que nada salga mal y que nada se ponga en tu contra que en disfrutar de los buenos momentos.
Al pasar muchas horas yo solo con mis pensamientos (y una escalera, andamio, taladro percutor, alicates, bridas, apretabridas, tubo flexible, boquillas de metal, conductos de fibra, radial, varillas de hierro, placas, metro, tuercas, arandelas, difusores…) he llegado a la conclusión de que si quieres volver a ser feliz y que todo vaya bien, tienes que hacer las cosas como las hacías cuando todo iba bien, corrigiendo las partes que iban mal, por eso aunque suene a nimiedad hacer una lista de buenos propósitos he decidido hacer una, para no cometer los mismos errores del pasado. Con la diferencia de que ahora estoy casi seguro donde me equivoqué y cual fue mi principal fallo, que provoco mi principal decepción, ahora se lo que quiero y no quiero hacer, y se como quiero y no quiero hacerlo, así que adelante, ahí va mi lista:
-Estudiar todos los días (suena típico y es una mentira universal, pero al saber que me encuentro acorralado como Cesar contra Pompeyo en Grecia no tengo la ventaja de que solo me vale que las cosas salgan bien y además tengo casi la certeza de que me gustará)
-Seguir estudiando inglés
-Volver a retomar el francés o el alemán.
-Volver a jugar al baloncesto u otro deporte o arte marcial de forma regular
-No descuidar ninguno de mis grupos de amigos
-Ir a todas las clases
-Ser mejor persona (como Earl) xD
-Entrar en la radio
-Viajar
-Hacer todo con convicción, poniendo lo mejor de mi(este año me ha ensenado que hacer las cosas “por hacerlas”, por cojones, tragando mierda, por aguantar de modo espartano aunque sea asqueroso, generalmente no sirve de nada, hay cosas que si no las haces a gusto y convencido, es mejor no hacerlas, he llegado a la conclusión que para hacer cualquier cosa, hay que hacerla porque sabes que es lo correcto, lo que se debe hacer, porque será lo mejor para ti y lo que te hará feliz, y nadie es bueno en algo que le asquea y le revuelve las entrañas cuando lo hace, la gente hace las cosas bien cuando sabe que hace lo correcto y las hace a gusto)
Y de momento no se me han ocurrido más cosas (DEJAR DE FUMAR), pero, “eso ya es otra historia”, el tabaco no me arruinó el año, solo me quitó bastante dinero.
Dejo aquí esta lista para que todos seáis testigos y por si alguna vez me desplazo del camino recto, me deis una colleja para devolverme al camino que me he trazado.
Ser feliz y que todo vaya bien, es cuestión de escoger el buen camino y fortaleza, porque como dijo Julio Cesar: “Nada es tan difícil que no pueda conseguir la fortaleza”
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2 comentarios:
altramuz!!!!!
este ultimo texto y sobre todo tus ultimas palabras me han encantado!!!...
es tan cierto lo que dices que no solo tú te sientes así, creo que hay mas personas que estan en esa misma situación!....
y nada, decirte que te entiendo perfectamente y animo con tus propisitos!!! y buena suerte!!!....jejeje
fuerza y honor!!!!
jajajaj
besitos!
Mi madre estuvo trabajando unos 30 años en una fábrica haciendo tornillos... Y me decía exactamente lo mismo. Que ahí sentada, frente a la máquina, con el ritmo mecánico... podía llegar a recordar cosas que creía olvidadas, o que incluso no habian existido. La fábrica qubró y luego estuvo de panadera, y ahora es pescadera en Eroski... Así que hacía mucho que no oía esas mismas palabras y me las has recordado.
Veo que tú también andas en época de reflexiones y grandes revelaciones epifánicas. Que luego igual se traduce en un listado, vale, pero esa sensación ominosa de haberte dado cuenta de algo "grande", porque entiendes los engranajes, las asociaciones, las causas y efectos... ¿O es que se me va mucho, mucho?
Yo ahora estoy viendo cómo me he equivocado con la gente y conmigo. Cómo mi corazón está sumamente acartonado y otras muchas cosas más... Y es curioso, porque justo cuando leo tus resoluciones, yo también tenía hecha una, jajajaja. Y es ser un poco más sincera conmigo misma. Mirar hacia dentro y reducirlo todo a la base de: qué quiero. No lo que debería, lo que pensarán si lo hago, ¿me estoy cortando las alas?
Por supuesto, mi boca sigue mintiendo más que hablando y de cara para fuera no me parece que vaya a cambiar gran cosa. Pero igual no voy tan perdida... Uf. Menuda charla, ¿no?
Un saludo!
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